En Neuquén la actividad vitivinícola se concentra al sudeste del territorio, sobre las cuencas de los ríos Limay y Neuquén. A fines de los ’90 el surgimiento de San Patricio del Chañar como centro vitivinícola contribuyó a la diversificación de los vinos de la provincia.
Si bien la zona cultivada se ubica a baja altura, entre los 270 y 415 metros, la temperatura desciende como consecuencia de la latitud, que tiene un efecto compensatorio. Presenta un clima caluroso de noches muy frías y de sequía muy fuerte, con gran exposición solar y permanentes vientos. Todos estos factores se conjugan para obtener uvas de excelentes condiciones de sanidad.
Sus vinos presentan una notable concentración de color en todas sus variedades, alto nivel de fruta en los aromas, gran cuerpo y estructura. Entre las variedades más cultivadas se destacan el Malbec, Cabernet Sauvignon, Merlot, Pinot Noir y Chardonnay.